TROZO
14. XEIA2410.
Se atisbaba claridad en el fondo del
pasillo angosto al cual habíamos accedido, que incrementaba a medida que
aumentaba el volumen de la música. Hasta que la vi.
Entramos en una habitación poco iluminada
donde se oía como un hilo musical.
Parecía que estuviera en unos grandes almacenes, salvo por….bueno, por
casi todo. Sólo si cerraba los ojos. Pero NO podía permitirme eso pues, ante
mí, repartida en un montón de estanterías mecalux, cutres y oxidadas, estaba…¡¡¡mi
fabulosa colección de muñecas!!!!
Sabido era que, junto a la lectura, eran
mi pasión. Las coleccionaba desde ni
recuerdo cuándo. Desde niña. Nunca regalé o tiré una muñeca. Me las quedaba,
incluso las más usadas y ajadas. Las mías y las de mis amigas. Con los años,
recopilé, restauré y empecé a comprar piezas realmente sublimes y, desde hacía
poco más o menos un año, podía jactarme de tener una de las mejores colecciones
a nivel mundial.
Hacía unos meses, había prestado como la
mitad a una exposición itinerante, que visitaría diversos países. Pero, ¿qué
hacían allí?? ¡¡¡¡¡Eran las
prestadas!!!!! Y…¡¡¡llenas de
polvo!!! ¿¿¿No deberían
estar en Roma???
Sin preocuparme momentáneamente del tipo,
que había desaparecido de mi campo de visión, cogí una de mis preferidas.
Empecé a apartarle el polvo con las manos, le empecé a planchar el pelo, pero ¡¡se desintegraba!! ¿¿Qué estaba pasando?? ¡¡¡Era mi peor pesadilla!!! (bueno, junto a soñar que se
te mueven y caen los dientes, claro, ¡¡pero peor incluso!!)
El fulano reapareció con un móvil en la mano. Me entró
la risa floja…¿¿pero ahí
había cobertura??? No se tomó bien la burla. Me arrancó de un golpe seco la
muñeca de la mano y la estrelló estrepitosamente contra la pared opuesta a las
estanterías. Se desintegró
en un polvo blanco.
-¿¿Ves lo que
vale tu bien más preciado??- chilló - ¡¡¡Nada!!!, ¡¡¡tan sólo es un
montón de polvo!!!
Del bolsillo trasero de su pantalón, sacó unas esposas
y me ató a la estantería.
-Voy a buscar cobertura, ¡aquí te quedas con tus
tesoros!
Retrocedió por el pasillo y oí cómo, de un portazo,
cerraba la puerta metálica.
Como me había atado a una estantería alta, no podía
sentarme para aguardar… para esperar lo que fuera. Por ello cogí una, al azar,
de las que me quedaban más cercanas.
Ésta era de vinilo, no de porcelana como la anterior,
y con peluca de mohair. Con la mano, desplacé la brutal capa de polvo de su
cabecita despegando, sin querer, la peluca.
Al intentar volverla a su posición, me falló la mano atada y se me cayó.
De la cabeza salió un polvo blanco que quedó esparcido por el suelo. El hilo
musical de fondo empezó a quedar amortiguado por un ruido atronador. ¡¡Un
tren!! ¡¡Un tren pasando a toda velocidad por el túnel!!
Sentía que mi cabeza iba a estallar de un momento a
otro, como estalló la primera muñeca. Sólo tenía ganas de morir, de despertar
de la pesadilla, de acabar con todo aquel sufrimiento…….pero un mazazo me sacó
de aquel trance. El tipo..., el tren...,
yo atada …¡¡¡¡¡¡DIOS!!!!!!
Una colección de muñecas ¡qué original enfoque! y un nuevo giro a la historia que pone a la prota otra vez en tensión.
ResponderEliminarMuy bueno el trozo de Xeia.
Saludos :)
Sí y lo del toque de las muñecas es muy bueno.
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