martes, 9 de febrero de 2010

Para limpiarse, lo mejor... la manga.

Recuerdo cuando era pequeño (sí, ya sé que no he crecido demasiado...) y me limpiaba la boca con la manga de un jersey o una camisa recién puesta. Automáticamente veía volar la mano de mi madre hacia mí mientras yo pensaba que qué habría hecho mal, si me había limpiado la boca. Menos mal que entonces era capaz de pensar y actuar a la vez y normalmente esquivaba sus falanges con una rapidez felina. ¡Qué tiempos! Pues hace poco esos tiempos han vuelto (no, no los de la mano volando que ahora podrían pasar dos cosas: que mi madre se dislocase el hombro al echarlo para atrás o que yo me quedase con semejante "guaya" dado que hoy por hoy si pienso no me muevo).

Todo comenzó un lunes cualquiera en el se nos ocurrió ir a comer a Mae y a mí. Fuimos a un centro comercial donde solíamos comer a menudo y estuvimos mirando menús. Yo me apaño con lo que sea pero Mae es más "selectiva" ;-). Total que no "nos" gustaba ningún menú y vimos un "restaurante" nuevo. Nos acercamos a mirar la carta y apareció un camarero muy educado y rápido:
-¿Mesa para dos?
-Estamos mirando pero... probablemente sí.
Mae dio su visto bueno y nos sentamos. En seguida nos leyó el menú (que acabábamos de leer) y pedimos. Mae una estupenda sopa castellana y yo unos fingers de mozzarella. De segundo un bistec de ternera "pasadito" para cada uno.

Nos trajeron la bebida y cuando llevaba media cerveza sin haber comido nada me di cuenta de que empezaban a tardar en traer la comida. ¿Más de 10 minutos para una sopa y unos fingers de freidora? Al poco trajeron los fingers pero ni rastro de la sopa. No tenían mala pinta pero no iba a empezar sin que todos tuviésemos la comida. Al rato apareció la "sopa". Lo entrecomillo porque aquello parecía agua de fregar en un plato. ¿Dónde habría aprendido el cocinero a hacer sopas castellanas? Sí, llevaba pimentón y algo que parecía un huevo pero de ahí a una sopa...
Por supuesto Mae se comió sólo dos o tres cucharadas (si hubiese tomado más habría habido peligro de "volcán en erupción"). Claro, como no vaciaba el plato pues el camarero no venía a recogerlo para el segundo plato, bueno, eso y que era un poco...

Por fin viene a llevarse "el tema" y se lo lleva sin preguntar que porqué se había dejado casi todo. En fin, 20 minutos después aparecen con los filetes. ¡20 minutos! Durante todo ese tiempo tuvimos tiempo de observar a un tipo con vaqueros y camisa con gemelos (puaj) y con cara de "Gran Pijo" que merodeaba por el local como si fuese suyo (y lo era). El caso es que eso nos entretuvo un ratito y ya empezó la risa floja. Cuando por fin trajeron los filetes... incomestibles de todo punto. ¿No sabían ni hacer un bistec? El caso es que como teníamos hambre (y la pobre vaca no tiene la culpa) nos comimos toda la carne.

Mientras esperábamos otros buenos 10 o 15 minutos a que nos retirasen el plato y nos tomasen nota del postre apareció Granpi (Gran Pijo) y nos habló como si tuviese una patata o una po@*a en la boca. Resumiendo, nos preguntó que si queríamos otra bebida a lo que le dijimos que no (¿no veía que ya no había comida en la mesa?) y que qué tal todo a lo que Mae, en su empeño de no mentir le dijo: "ya hemos terminado".

Nos tomaron nota del postre y cafés y otro ratito de 10 minutos después aparecieron por nuestra mesa con la comanda. Si os estáis preguntado si el local estaba lleno la respuesta es ¡NO! (y ahora sé porqué). Me tomé el café con tranquilidad y al ir a limpiarme la boca con la servilleta, de papel, empecé a desplegarla y cual es mi sorpresa cuando me encuentro ¡UNA HOJA DE MENTA! dentro de la servilleta. Sabíamos que era de menta porque era igual que la de los profiteroles de Mae. Si lo sé me limpio con la manga. ¡QUÉ MÁS PODRÍA PASAR! pues aún quedaba una.

Pedimos la cuenta y otros 10 minutos después (ya se convirtió en el ratito standard) aparecen con la misma. Le di dos tickets de comida y dinero en efectivo (puesto que con los tickets no llegaba al importe total de la cuenta) y la camarera se lo entrega a Granpi. Éste, después de un ratito (10 minutos) de hablar por teléfono, se da cuenta de que no ha cobrado y se pone a ello. Al rato llama a la camarera y le da algo. Ésta vuelve con los tickets y con el dinero y me dice que no me pueden dar vueltas de los tickets. Intento mantener la compostura mientras la explico que como no llega con los tickets, le doy dinero en efectivo y que de ahí si me tiene que dar vueltas, a lo que ella responde "a mí lo que me han dicho, voy a comentarlo". Efectivamente, al rato aparece Granpi con las vueltas y pidiendo excusas (sólo por lo de las vueltas, nada del tiempo perdido ni del estado de la comida ni de la hoja que se veía en la servilleta). Por supuesto Mae en su línea de respuestas que no son mentira pero que no contestaban sus preguntas. ¡Qué grande, Mae!.

Mientras nos íbamos vimos como la camarera y Granpi anunciaban que la gente probase su estupendo "croissante" recién hecho. Hasta eso lo estaban poniendo mal.

Si alguno queréis saber el nombre del restaurante en cuestión y su localización, que comente la entrada y yo se lo diré encantado.

De todas formas, de esto saco que los niños siempre tienen razón, para limpiarse, lo mejor... la manga.

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